Las religiones definen pecados, no delitos: Savater
FERNANDO SVATER Y LA RELIGION:
Las religiones definen pecados, no delitos: Savater
Las religiones definen pecados, no delitos: Savater
El filósofo español, que hoy recibirá el honoris causa por la UNAM, aseguró que los representantes religiosos pueden decir que el aborto es un pecado, pero no pueden obligar a que la sociedad comparta su punto de vista.
Foto: Octavio Hoyos
Desde su adolescencia, Fernando Savater se planteó el sentido de la religión y, sobre todo, las razones por las que aún ahora mucha gente cree en un Dios. Actualmente está convencido de que la religión funciona como el alcohol: hay a quienes le sienta bien y a quienes les sienta mal.
"Hay personas que gracias a la religión hacen cosas admirables, sacrificios, cuidan leprosos, entran en razones donde nadie entra y muestran una solidaridad extraordinaria, pero también conocemos la otra faceta."
Se trata de un asunto particular, que puede ser de un millón o de dos millones de particulares, señala el filósofo, donde radica su gran influencia en las sociedades, pero no por ello tienen autorización para ingresar a la esfera de lo público: siempre deben ser a título personal.
"La jerarquía religiosa, de una u otra religión, tiene derecho a establecer lo que según su credo son pecados, pero no tiene derecho a decir lo que son delitos. Un obispo o un rabino o lo que sea puede decidir qué cosa es un pecado, pero los delitos debe establecerlos la ley laica, la democracia, los legisladores que se basen en razones, en argumentos comprobables o en historia, y en valores compartidos más allá de las diversas religiones."
Al ser cuestionado acerca del debate en torno a la oposición de la jerarquía católica a la despenalización del aborto, Savater enfatizó que los representantes de cualquier iglesia no son legisladores para establecer los criterios en torno a una ley; "los legisladores son laicos y los elige la sociedad, con criterios que cada cual sabrá, pero que no tienen por qué ser religiosos.
"Las exteriorizaciones de las creencias religiosas no son obligación de nadie, el problema empieza cuando un hombre de iglesia decide juzgar desde la religión la vida civil. Ellos pueden creer lo que quieran; a mí me parece muy bien que un obispo diga que es un crimen el aborto, lo que me parece mal es que intente que todos compartamos ese punto de vista."
El pensador español aseguró que los religiosos deben asumir que su perspectiva es particular y nadie tiene por qué compartirla. "Hay gente que, a lo mejor, tiene la misma perspectiva que él, pero quieren que el aborto sea legal, no para practicarlo ellos, pero no quieren condenar a otras personas."
El filósofo español será investido hoy con el doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), junto con personalidades como el politólogo italiano Giovanni Sartori, la escritora brasileña Nélida Piñón, el ex presidente chileno Ricardo Lagos y la filósofa mexicana Juliana González, entre otros, en una ceremonia que habrá de realizarse en el Palacio de Minería.
Filósofo eterno
Cuenta Fernando Savater, en la introducción de La vida eterna (Ariel, 2006), que hace un tiempo le preguntaron a l novelista Francisco Ayala, a propósito de su centenario de vida, qué haría si después de muerto despertara frente a Dios, a lo que contestó: "le estrecharía cortésmente la mano, porque soy una persona educada, pero francamente quedaría muy sorprendido."
El más reciente título del filósofo parte de una inquietud de adolescencia: ¿Cómo puede ser que alguien crea de veras en Dios, en el más allá, en todo el circo de lo sobrenatural?, sobre todo en un siglo marcado por los avances científicos y tecnológicos.
"La vida eterna es un ensayo sobre el por qué de las creencias religiosas y la actualidad de la religión, su irrupción en la vida pública como factor político, introduciéndose en la educación, en la legislación, a veces justificando actos terroristas o bombardeos de países en nombre de los países iluminados por la divinidad. Frente a eso está el problema personal de tantos seres humanos que tienen a la religión como una esperanza de rescate ante la perdición de la muerte."
Pese a su extrañeza, Savater reconoce la fuerte presencia de la religión en nuestro tiempo quizá no más que en el pasado, pero tampoco menos, de ahí su advertencia sobre la posibilidad de que se convierta en fuente de conflictos.
"El gran conflicto no será entre las religiones, como creen algunos ingenuos: el verdadero conflicto es entre quienes quieren una verdadera democracia laica y los que quieren una teocracia; los que aspiran a una democracia en la cual la religión sea un asunto privado derecho de cada quien pero no un deber de la colectividad y los que quieren visiones teocráticas de la comunidad, inspiradas en la fe en uno u otro Dios, como si la religión fuera un deber de todos."
Ahí radica una de las grandes diferencias entre la religión y la filosofía: la última suscita dudas, no da respuestas, la especialidad de todas las religiones.
Aun cuando durante la conferencia de prensa estuvo acompañado por cuatro guardaespaldas, el filósofo no se muestra preocupado al saber que un comando de la ETA lo había espiado, porque grupos anteriores han estado detrás de él por mucho tiempo.
"Otras personas con buena voluntan se han de asustar mucho, porque no lo creían. No me hace gracia alguna, pero ya lo sabía desde hace tiempo. ETA ha estado ahí, qué le vamos a hacer."
Por cierto, si después de la muerte llega a encontrarse con Dios, Fernando Savater dice que también sería una gran sorpresa.
Vía Milenio Diario
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